viernes, 5 de julio de 2013

IV





Las estaciones se suceden en esta deslumbrante ciudad
Todo el mundo pasa ajeno a ti
Así que no debes preocuparte
Estarás bien si permaneces a mi lado. (Love Yourself de Kat Tun)



Con esto terminamos la clase de hoy. Saluden.
Todos los alumnos se ponen de pie a un costado de la silla en la que antes se habían sentado mirando a la “profesora” y, entre que hacen una reverencia dicen: “An-nyeong-ha-se-yo”. Luego comienzan a retirarse ordenadamente. Una de las chicas que asiste a la clase no guardó su cuaderno, sino que lo tiene en sus manos y va leyéndolo en el camino, repitiendo en voz baja lo que aprendió en su clase.
¡Onni! – La llama Oriana, y luego se pregunta mentalmente si su pronunciación fue correcta – Che esperame.
Ingrid detiene su marcha y repaso para esperar a su hermana, quien, como siempre guardaba todo a las apuradas y se veía obligada a juntar lo que se le había caído.
Transcurrió una semana después desde que pusieron un pie en Seúl, y, a diferencia de su hermana, quien podía mostrarse alegre y vivaz a pesar de sus desgracias, amoldándose poco a poco a la situación, Ingrid, mas rencorosa, se resistía a contemplar si quiera el sol en Corea, a respirar el mismo aire que los nativos aunque sabía que su desprecio por ese país era injusto, no podía evitar llenarse de esos sentimientos al recordar todo lo que había sucedido. Culpa a Corea por no ser Japón, a Seúl de no ser Tokio, porque, si tenía que ver al “responsable” la convivencia con Oriana se volvería un infierno.
También odiaba la idea de acostumbrarse a la situación en la cual vivía: Trabajar en el Hotel, ahorrar para el pasaje de vuelta, sufrir la incertidumbre de no saber que ocurría en su país con esa parte de su vida que tal vez se convertiría poco a poco en un recuerdo. ¿Cómo Oriana podía acostumbrarse a todo eso, si para ella resultaba una pesadilla despertar ocho veces para darse cuenta de la realidad, resistiéndose a la resignación? Pensar en la mala suerte era una forma de resignarse…. Pero no había otro remedio.
Ingrid…- la llama uno de sus compañeros de trabajo, mientras ella lavaba los platos.-Ingrid… Can you make me a favour? (¿puedes hacerme un favor?).
Ingrid, milagrosamente, entendió a su compañero, así que dejo lo que estaba haciendo y se acercó al muchacho. Pero al ver que el llevaba unas bolsas de residuos, rezo mentalmente que no se tratara de lo que estaba pensado.
Can you…?
Ingrid no necesitaba que el termine la frase para, envuelta de un montón de preocupaciones, aceptar las bolsas que llevaba en sus manos y dirigirse a la puerta de atrás… cruzando el umbral… allí estaba el exterior… lo que ella intentaba evitar… ya sentía el aire diferente, el ambiente era distinto, como si hubiese entrado en otra dimensión. La sombra de ese ocaso rojo le parecía horrenda, no bella como en Argentina. Dejo las bolsas a un lado, presa de sus emociones, gritando para sus adentros cosas que nunca pensó decir “Extraño mi país, con todos los problemas que tiene, extraño a mi familia aunque sea molesta y no se preocupe por mí, a mis amigas, a la universidad… ¡Hasta extraño a los profesoras! Quiero volver a hacer ese recorrido que me hartaba en colectivo, volver a ese trabajo mal pagado… ¡Dios, no quiero emociones y acción, extraño mi vida aburrido de antes! En ese momento, a la cúspide de su rabia y melancolía Ingrid propina una fuerte patada a un recipiente de basura, el cual al caer, empuja a otro, y otro; hasta que un último no cae, si no que se mueve bruscamente, lanzando su contenido a un muchacho que justo pasaba por ahí… ¡Agua con mal olor y cáscaras de frutas!
El muchacho pega un grito y no pierde el tiempo limpiándose ya que divisa a una Ingrid que intenta huir sin asumir su culpa, por lo que comienza a increparla atropelladamente con un montón de palabras que ella no entiende ni escucha excepto una, bien grave "¿Chugul-le? (¿Quieres morir?)”. La joven ya no soportaba más tantas palabras en coreano por lo que decide atacarlo con un montón de “Chan Gun Kon” y una seguidilla de palabras que mezclaban japonés, coreano y el chino mandarín que escuchaba en el supermercado asiático… todo esto hace retroceder al antes enfadado chico, quien ahora se encuentra desconcertado, pensando que se trataba de una loca, y decide retirarse.


Camina algunos pasos y escucha que la muchacha acomoda los recipientes mientras murmura palabras bien articuladas que no entiende… No es una loca, sino una extranjera. Regresa sobre sus pasos, entonces para completar el asunto pendiente.
Hey, girl – grita para llamarle la atención.
Ingrid voltea la vista hacia el furioso muchacho, quien señalaba tanto a ella como a su campera sucia.
What’s wrong with you? (¿qué pasa contigo?) – apunta su ropa con ambas manos – Look this! You get dirty my clouthes! (mira esto, ensuciaste mi ropa!)
I… I no understand… (Yo, yo no entender) – Responde negando con la mano – Not, not.
– Eh...– siguieron unas palabras que no entendía por lo bajo, hasta que levantó nuevamente la cabeza- you speak english? (¿hablas inglés?).
Few (poco) – respondió la joven, acompañando esto con un gesto de la mano. Intenta una idea – Chotto (poco en japonés).
Los ojos del muchacho brillan, así que Ingrid sabe que él lo entendió. Por ello para buscar una vía de comunicación, aunque no le agradaba la idea de hablar con él, decide hablarle en japonés.
Ingrid: Kimiwa Nihongo wo hanasare masuka? (Hablas japonés?)
Chico: Chotto...
Ingrid: Ok, ok. – decide hablar de la manera más básica. – Fue un  accidente. No tenía intenciones de…– apunta a su campera – eso.
Chico: Kusai (apestoso–mal olor) – dice apuntando su cabello y campera –. Las disculpas no me quitan el mal olor.
Ingrid: Yo no me disculpe… –replica la protagonista controlando su tono de voz.
Chico: ¿Qué estas esperando? ¡Discúlpate!
Ingrid: ¡Es tu culpa! – exclama la muchacha apuntándolo a la cara y luego habla con pausas –. Yo pateaba cosas con calma hasta que apareciste.
El muchacho, entre impresión y molestia, comienza a jadear con los ojos bien abiertos. Para él no tenía sentido alguno discutir, pero no podía dejarlo pasar. ¿Cómo podía esa chica atreverse a gritarle de esa forma? Se sentía en la obligación de ponerla en su sitio.
Chico: Entonces tu –toca el enorme uniforme de Ingrid – trabajo es patear basura…
¿Eso era una amenaza? Nuestra protagonista lo pensó por primera vez, pues antes se dejó llevar por la rabia… Nada bueno sucedería si este muchacho llevaba al hotel quejas sobre ella, y tal vez en ese país se considerada esas acciones como dignas del vandalismo… No le convenía mantener su posición arisca y desafiante, así que, entre una y otra cosa, ella intenta rápidamente ponerse de acuerdo con él. Ingrid, a razón de no discutir más y no perjudicarse, decide deponer su irritación y disculparse, casi a regañadientes; pero el molesto muchacho, no contento con eso, le pide que lave su buzo, pues ya está lejos de casa y no puede andar por ahí oliendo mal. También necesita lavarse la cabeza y los lentes (grandes y cuadrados) así que, sin más remedio, la joven se ve obligada a hacerlo pasar para que se lave, mientras busca entre los abrigos de su hermana, quién había salido hace largo rato y tenía un estilo menos femenino de vestir, encontrando uno grande, que tal vez, el alto coreano podría llevar sin problemas. Seguramente Oriana no se dará cuenta… aunque con ella nada era seguro.
Finalmente, algo más conforme, el muchacho se marchó. Pero antes, recordó preguntar a Ingrid.
Onamae wa? (cuál es tu nombre?)
Eh… Ingrid desu (es Ingrid). – contestó ella y luego, pensando cada palabra antes de preguntar. – ¿y tu nombre? Necesitaría saber quién pregunta por mí.
Seung             Hyun. – contesto él, luego de una breve pausa. – Kim Seung Hyun.
Después de despedir a Seung Hyun, Ingrid regresó a la cocina, todavía de mal humor, pero allí le dijeron que podía irse. No serviría que trabajara con esos ánimos. Así que fue directamente al cuarto que compartía con su hermana, ¿a dónde había ido? ¿Por qué tardaba tanto? Ya ni recodaba a qué horas había salido, tampoco sabía que tanto encontraba de interesante en una ciudad desconocida donde ni siquiera podía leer un letrero. Esperaba sinceramente que llegara pronto, hablando hasta por los codos de todo lo que sucedió aun con las impresiones positivas o negativas de todo lo que vio, sobre todo la comida, o los olores que llenaron sus pulmones, y que ni le preguntara si a ella le paso algo, siquiera por compromiso. Mentalmente rezaba porque Oriana de buen humor no prestara atención al resto.
¡Hola! – casi grita Oriana mientras entraba al dormitorio con una sonrisa de oreja a oreja. – Ya llegue.
No me digas…– contestó Ingrid sarcásticamente y con expresión divertida – Pensé que fue el viento.
Oriana: Bueno...– replica su hermana, haciendo un puchero. Luego vuelve a sonreír. – No sabes los lugares lindos que me mostró Eun Pyo.
Ingrid: Ah...– mientras habla junta las manos y las acerca a la mejilla, pone la boca en forma de corazón y pestañea constantemente –, con razón tardaste tanto, uh…
Oriana: Estúpida – la mira con los ojos entrecerrados  y arrugando la nariz –. Nada que ver – recupera el buen ánimo –. Te cuento…
Comenzó el relato con todas sus muecas y expresiones, pintando la ciudad del modo más maravilloso que podía. Su hermana la escuchaba así atentamente, respondiendo frases como: qué lindo, me imagino, copado o que boba. Cuando Oriana agoto la anécdota, decidió preguntar a su hermana.
Oriana: ¿Y? ¿Vos qué hiciste?
Ingrid: Nada – responde ella, quitando importancia a todo lo que sucedió –. Trabajé aunque es mi día libre… y volví hace un rato.
Oriana: Uh, que bajón. Tendría que haberte invitado.
Ingrid: No, ni me interesa conocer Seúl.
Oriana: Hey – notando el abrigo desconocido – ¿y eso de donde lo sacaste?– extiende una mano para agarrarla pero Ingrid lo toma entre las suyas antes.
La morocha se ve obligada a contar brevemente lo que paso, soportando que su hermana le diga lo que ella hubiese hecho, cosa que a veces le desagradaba. Por lo que Ingrid insistía de mala gana con un “pero a mí me paso y a mí me salió así”.
Ingrid: Mañana viene a buscar su buzo y fin del asunto. – concluye e insiste en restarle importancia – Solo me crucé con alguien desagradable. Punto. No todas nos encontramos con simpáticos Eun Pyos – intenta cambiar el tema y hacer un guiño muy torpemente– Che, ¿está lindo el pibe ese? –
Oriana: No te sale – replica.
Ingrid: Bueno ¿está lindo o no?
Oriana: Eh… – piensa – Si pe…. Tiene una linda sonrisa.
Ingrid: – hace una de sus muecas para molestar a Oriana.
Oriana: y ¿Qué tal el, ese, cosito?
Ingrid: Seung Hyun… Ya tengo grabado ese maldito nombre… –piensa – y… bastante guapito, pero tiene cara de cheto extranjero y mal carácter. Debe ser un ricachón creído. –le extiende una manga del abrigo – Tocá esto, parece caro.
Oriana: – toca la manga y dirige a Ingrid una mirada de sospecha – Capaz que es de plata… – murmura – Dios le da dientes al que no tiene pan.

CONTINUARA…
Gracias!!! Hemos llegado al cuarto capítulo!! Y cumplimos un mes ^_^! En cuanto al episodio, que le ha parecido Seung Hyun?? Cómo lo imaginan?? Sígannos el próximo viernes, les presentaremos una nueva sección!! El próximo capítulo viene con sorpresa!! Atentos!!
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4 comentarios:

  1. Así que esa fue la aparición de Seung Hyun. mmmm no me agrada :P jajaaj encima que se llevo el abrigo de Ori.
    Ari!

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  2. jajajaja No se por qué pero cuando Seung Hyun amenazó a Ingrid con "chugul-e?" inmediatamente me acorde de Goo Joon Pyo xDDD Me copa el carácter de Ingrid, bastante jodida la mina, pero pobre se la entiende :/ A mi tambien me molestaria el hecho de que quiero estar con ansias en un lugar y en cambio estoy en otro que no va conmigo...Bueno, ahora estaré esperando ansiosamente tambien saber que actor eligieron para Seung Hyun!!!!! ^^ Subanlo por fis D: Besos! ;)

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  3. De nuevo*Luci* Va muy bien el fanfic, voy a seguir leyendo así llegó donde comence a leerlas. Muy Bueno.
    Apareció un Seung Hyun (tengo mis sospechas). Las seguire leyendo.

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  4. Cha, realmente Ingrid parece que se lleva ahora lo peor! justo cuando puede desquitar algo de su ira aparecío en el peor momento Seung Hyun y queda hecho todo un mayor lío! al menos a Oriana le fue muy bien en su paseo con Eun Pyo (no me extraña pues parece un chico muy dulce!) ¡pero también estoy segura que Ingrid no se dejara bajonear tan facilmente! muchos animos a las dos!!
    ¡Nos vemos!!

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