viernes, 23 de agosto de 2013

VIII



Anteriormente: Cada una por su lado, nuestras hermanitas salen con los muchachos que han conocido desde que llegaron a Seúl. Mientras Oriana y Eun Pyo van de picnic, participan en un concurso de Kpop Dance y ganar un celular, Ingrid recorre junto a Seung Hyun una parte de la ciudad, conoce a un joven que le llama poderosamente la atención y... gasta una buena broma. ¿Qué me dicen? ¿Están listas/os para más?

VIII

¿Dónde estás, Hyung (hermano mayor)? - Murmuraba Eun Pyo mientras sus dedos golpeaban repetidas veces la dura madera de la mesa. Llevaba ya varios minutos esperando, pero la persona con la que debía reunirse, hasta ese momento, brillaba por su ausencia. No lo habría citado lejos de su lugar de trabajo, así que… ¿Dónde se habría metido?
– ¿Dongsaeng? – murmuraba también una voz tras él, y un muchacho se ubicaba en frente.
– ¡Hyung! – se alegra al ver que la persona a la que esperaba por fin llegó.
Lamento la tardanza… pero… – le dirige una mirada cómplice antes de colocarse los lentes – Ya sabes – toma asiento frente Eun Pyo y este llama al mesero con un gesto de la mano.
Hyung… – comienza a decir Eun Pyo, sin poder ocultar la sonrisa que lo acompañaba desde hace dos días. – ¿Quieres algo de tomar? ¿Un café?
¿A qué se debe esa sonrisa? – pregunto, mientras le dirigía una mirada de sospecha…
Yo no estoy sonriendo – responde el muchacho, e intenta cubrir la señal de su buen humor, pero esta siempre escapa de su control pues apenas abre la boca para hablar, las comisuras escalan rápidamente en su rostro, dibujando una sonrisa. – ¿Vas a beber algo conmigo, hyung?
No… me puedo demorar. Solo un café chico.
Ni bien llega el mesero, y toma la orden del acompañante de Eun Pyo, se retira para dejarlos solos nuevamente.
Ahora ¿lo vas a decir? – inquiere el recién llegado, mientras juguetea con una servilleta.
¿Decir qué?-
¿Cómo te fue ese día?- hasta ahora no pudimos hablar de eso.
Ese día…– no pudo evitar la sonrisa al recordar su “cita” con Oriana – fue muy interesante… Ella cocina muy bien. Me divertí mucho.
Eun Pyo decide hacer silencio, pues ya había llegado el café que pidió su amigo.
¿Estás tan contento solo por eso? – pregunta el otro muchacho cuando el mesero se retira.
Hace bastante que no me divierto tan relajadamente – sin sentir la mirada de su amigo, bastante incrédula, que queda un momento en silencio, pero decide retomar la charla con toda sinceridad. – La verdad… es que creo que le gusto. – Se palpa el lado derecho del rostro – Me besó en la mejilla.
¿Qué? – inquiere, impresionado, en medio de un aspaviento – Que atrevida.
No la juzgues, hyung. Quiero saber tu opinión.
Ella… seguramente le gustas.– con una mirada intensa – ¿A vos te gusta esa chica?
Yo…– se muestra duditativo – Tal  vez. No sé bien. Me agrada.
Entonces te gusta o es algo parecido a la amistad.
Eun Pyo medita un momento sobre lo que dijo su amigo, pero no podía demorar demasiado si esperaba recibir algún consejo.
Él… ¿Se siente atraído por Oriana? No podía negar que le llamaba la atención ese cabello largo y rojo, su voz cálida, esa sonrisa simpática, sus comentarios graciosos y un tanto inocentes, y el hecho de que se atreva a hacer cosas que otras chicas no podrían por vergüenza o cierto decoro… como cuando bailó para ganar el celular… fue tan divertido verla, y aunque en el rostro de ella vio algo de timidez, no se detuvo ante eso y decidió probar suerte de todos modos.
No estoy seguro… Pero sé como averiguarlo.– lo mira con decisión antes de revelar su As bajo la manga.– Voy a besarla.
¿Qué? – exclama casi en voz alta, si no fuese porque, como estaba bebiendo su café mientras escuchaba a su amigo, trago muy rápido y se quemó…
Hyung, ¿estás bien? No veo algo malo en besar a Oriana. Por el contrario, con eso podré saber si siento algo por ella.
Óyeme bien – comienza a decir su amigo  en tono de amenaza – Dejo de ser tu hyung si te burlas de esa chica.
Esa no es mi intención – advierte Eun Pyo, intimidado, haciendo un gesto con las manos como si le pidiera que se detenga. Luego intenta parecer animado.– Pero hablemos ahora de ti. Sé que tuviste una cita con la chica del restaurante.
– Ingrid…– murmuró Seung Hyun, recordando también el momento en el que se encontró con la extrajera  y las casi tres horas que pasó con ella, recorrieron su mente de manera muy rápida. Pero, a diferencia de su amigo, ninguna sonrisita decoró su rostro– No fue cita… fue… reunión de amigos.
Eun Pyo: ¿Cómo que reunión de amigos? – inquirió, sorprendido a más no poder, pues nunca escuchó algo semejante.
Seung Hyun: Una reunión de amigos. Solo tomamos café y charlamos, fuimos hasta el puente Bampo y luego la acompañe hasta cerca de su casa… vive en una terraza…– encogiéndose de hombros – Creo que yo no le gusto. Solo es una chica simpática.
Eun Pyo: ¡Fighting hyung! – Responde a su amigo enérgicamente, agitando un puño.– No creo lo mismo. Tal vez tu atractivo la intimida.
Sueng Hyun: Ah –murmura, avergonzado- No digas esas cosas. Esa chica no es nada tímida. Me hizo pagar su café descaradamente, no tuvo reparos en fijarse en Jung Yong Hwa frente a mí y me jugó una broma antes de irse.
Eun Pyo: ¿Una broma?
Seung Hyun: Si. – Toca su nuca – metió un envoltorio de golosina allí, y fue muy molesto.
Eun Pyo: ¿En verdad hizo eso? – Pregunto intentando no reírse, aunque la anécdota le pareció muy graciosa – Esa Ingurido parece ser una persona interesante.– casi no puede contener la risa.
Seung Hyun: Deja de reírte – exige con suma severidad, y algo de timidez.
Eun Pyo: Lo siento, hyung. Es que… – vuelve a reírse.– Perdón intentare ya no hacerlo.
Seung Hyun: Me sentiré realmente deprimido ahora que te reíste de mí…
Eun Pyo: Hyung… – lo mira con una mezcla de cariño y cierta compasión…– Esa chica debe ser realmente muy linda si logro dejarte así.
Seung Hyun: Me deprime que mi Dongsaeng se ría de mí – corrige él. Luego recibe un mensaje en su móvil – Tengo que irme – anuncia luego de leer el mensaje y se pone de pie. Cuando lleva una mano hasta el bolsillo de su pantalón para extraer la billetera Eun Pyo lo detiene.
Eun Pyo: No te preocupes, hyung. No soy como… algún amigo tuyo.
Seung Hyun: Es la costumbre – guarda la billetera y decide hacer un último comentario – Ese ni pagaría el velorio de su madre.
Eun Pyo corresponde al saludo de su amigo y permanece un momento más en la cafetería, pensando en lo que había conversado con Seung Hyun, sobre todo en la primera parte de la charla y sobre la resolución que tomó respecto a todo eso.
Mientras tanto, Seung Hyun se alejaba del lugar, avanzando por las veredas repletas de gente a esa hora del día. Intentaba conseguir un taxi sin demasiados ánimos. Para pensar era mejor desplazarse por sus propios medios, pero tenía que ir un poco lejos. Por un lado… no quería hacerlo. Las palabras de Eun Pyo se le venían a la cabeza, besar de buenas a primeras a la tal Oriana. Si bien ella es extranjera y tal vez no entienda las costumbres coreanas, hacer algo así… ¡Un momento! la tal Oriana era extranjera, Ingrid también… ¿Casualidad? Eun Pyo acompañó a aquella chica hasta un hotel… y cuando él conoció a Ingrid ¿Dónde estaba? En un hotel… además, su nueva amiga le comunicó que no pisó suelo asiático sola… ¿Era la tal Oriana su compañera de viaje, su amiga o… su hermana? Debería preguntarle para sacarse esa duda, pero no sabía cómo encontrarse con ella. Después de la broma/despedida… todo quedó en la nada.
Entre idea e idea, mientras sus pensamientos se sucedían uno tras otro, Seung Hyun caminó hasta cerca de aquel café, sin darse cuenta de que llegó a este lugar. Echó un rápido vistazo antes de decidir ponerse en marcha, cuando alguien lo empujó para poder pasar y esto provocó que se le caigan los lentes. Por poco y terminaban en el suelo, pero afortunadamente los sujeto. Al levantar la cabeza y este objeto, alguien dentro del café lo reconoce y lo mismo sucede con Seung Hyun, así que decide entrar un momento a saludar a su amigo. Mira hacia un lado y sus ojos se encuentran con el rostro misterioso y melancólico, aparentemente tal vez era solo serenidad, de Jung Yong Hwa, quien bebía cafe tranquilamente… verlo le recordó inevitablemente a Ingrid. ¿Qué estará haciendo su amiga en ese momento? Ni bien le viene a la mente aquella tarde en la cafetería, comenzó a reír solo y movió la cabeza a un lado y al otro… hasta que nuevamente sus ojos encontraron a una evidente y extraña figura… Ingrid… ¿Estaba espiando a YongHwa desde la ventana?
Sueng Hyun: Ingrid – la llama en voz alta sin darse cuenta lo que provoca que la muchacha observe hacia todos lados hasta en encontrar a quien le llamo la atención.
Ingrid: ¿Quién eres? –Lo mira con expresión de desconcierto-
Seung Hyun: Eh? –Se coloca los lentes- Soy yo.
Ingrid: – con la misma expresión - ¿Quién eres? - se le acerca apuntándolo con un dedo y simula que le  romperá con este los lentes, pero Seung Hyun retrocede asustado y la muchacha comienza a reírse. - ¡Te engañé!
Seung Hyun: ¿Eh? Por un momento creí que no me reconociste. – serio – ¿No son éstas horas laborales? ¿Qué haces aquí?
 Ingrid: Yo… Vine de mercado. Me mandaron a comprar cosas.
Seung Hyun: Pero el mercado queda por allá – apunta en dirección contraria-
Ingrid: Entonces me perdí… – a Seung Hyun con interés – ¿Si voy por ahí derecho llego?
Seung Hyun: – rezonga – puedo acompañarte… – da media vuelta.– Andando.
Ingrid: Un momento – se para frente a él y le extiende una tarjeta – Antes de olvidarme, este es mi número. Ahora tengo teléfono celular. Envíame un mensaje para que pueda agendarte.
Seung Hyun: – observa detenidamente al pequeño pedazo de papel – Esta bien, Lo hare. Ahora vamos.
Mientras caminan, por una razón inexplicable, Seung Hyun recupera la confianza que estuvo ausente en la charla con Eun Pyo. Ahora tenía algo más que decirle una vez que se vieran, algo que no demoraría en ocurrir. ¿Podría decir algo más? Ya que la muchacha estaba a su lado, era hora de quitar de su mente esa duda que apareció de repente cuando recordó la anterior charla con su dongsaeng.
Seung Hyun: Ingrid… – piensa brevemente antes de preguntar – Dijiste que habías llegado a Corea con una unnie, si mal no recuerdo. ¿Es así?
Ingrid: Recordaste mal, porque no lo dije, lo dibuje. Y sí, llegue con mi unnie, mi oneesan (hermana mayor en japonés). ¿Por qué me preguntas eso? –inquiere con la mirada clavada en él de tal forma que le produce escalofríos.
Seung Hyun: –intenta no parecer nervioso– Y… tu unnie… ¿Cómo se llama?
Ingrid: Oriana.
Seung Hyun: – ya que su amiga guarda silencio después de contestar tan secamente – Yo… tengo un dongsaeng llamado Eun Pyo – al ver que Ingrid lo observa con una mezcla de interés y sorpresa – ¿Escuchaste ese nombre alguna vez?
Ingrid: Si… Es el – hace comillas – “amigo” de mi hermana. –hace una expresión de astucia, o que intenta parecerlo, que resulta muy evidente adrede –Así que tu hermano… Ese Eun Pyo se volvió interesante de pronto…
Seung Hyun: No es mi hermano de sangre, pero somos muy unidos.
Ingrid: – con expresión simple – No estarán saliendo, ¿verdad?
Seung Hyun: – horrorizado por la idea –No, eso nunca.
Ingrid: – rezonga, aliviada – Menos mal…
El muchacho coreano reía entre dientes por las expresiones faciales y verbales tan descaradas y auténticas de su amiga. Ya comenzaba a verla como una persona que le diría la verdad aunque el mundo entero le caiga encima, y no tendría algún tipo de reparo en hacerlo. Tal vez por su imagen, él no estaba rodeado precisamente de personas con esa clase de actitud, sino de gente que cambiaba todo o una parte de la verdad, o lo adulaba demasiado para ganar su aprobación o simpatía. Pero ella era diferente, la imagen o las sutilezas no le interesaban… esperaba poder seguir cerca suyo, aunque nunca llegaran a ser algo más que amigos.
Después de charlar con Ingrid mientras iban hasta el mercado, Seung Hyun parte a su postergada cita, dejando a la muchacha las indicaciones para regresar al hotel. Por fortuna, la vida doto a Ingrid de buena memoria o buena orientación, o tal vez ambas, así que llegó al hotel sin problemas, con la enorme satisfacción de no haberse perdido en el camino (como si le hubiese ganado a la ciudad). Al final de la jornada, las dos hermanitas protagonistas regresaron a casa y se reunieron con su amiga colombiana para charlar un par de horas (siendo sinceros) y pasar un buen rato.
Mayra: ¿Y vieron el dorama que les recomendé? – Pregunta tiernamente - ¿Les gusta? Ahora está dando otro: Flower Boys next door.
Ingrid: – interesada – ¿Y de qué trata ese? Si, boys before flowers está muy bueno.
Mayra: Es una comedia romántica. Pero… todavía lo estoy viendo.
Oriana: Lo interesante de ver doramas es aprender el idioma.
Mayra: Oh sí – comienza a entusiasmarse – a mi me ayudaron mucho y también, la música claro.
Oriana: ¿Kpop? – Piensa un segundo - ¿Así es verdad?
Mayra: Si – afirma efusivamente – ¿Conoces el Kpop? ¿Te gusta?
Oriana: Digamos que lo escuche ¿Viste el celular? Lo gane en un concurso. – desliza una sonrisa confiada.
Mayra: Wow eres una profesional del Kpop o… ¿Qué?
Ingrid: – deja a un lado su cuaderno y se integra a la charla – No le creas, Mayra. Oriana sería incapaz de ganar un concurso de esos. Digamos que… lo ganó Eun Pyo – pestañeo constante – y se lo regaló.
Mayra: ¡Aigo! Oriana, ese chico está muy interesado en ti, entonces.
Oriana: – algo molesta – No, nada que ver –cambia de tema rápidamente – Mejor decinos que música escuchas. Digo… para recomendarnos.
Mayra: – agarra su notebook – pues aquí tengo unos – se detiene un pequeño instante y continua – muchas bandas y artistas.
Ingrid: – se acerca a Mayra – ¿conocés CNBlue?
Mayra – mira a Ingrid ilusionada - ¿te gusta CNBlue? Si claro que tengo. ¿Quién te gusta? – pregunta de manera picara.
Ingrid: – fingiendo indiferencia – Solo quería ver qué onda la banda, nada más.
Mayra: dudando – mmm está bien.
La muchacha latina hace click en un archivo y comienza la reproducción de uno de los videos: se ve al principio un búho, y en la siguiente escena, con un paneo de manera ascendente se observa a un chico sentado en una especie de trono – ay espera – Mayra detiene el video – bueno esta banda es muy conocida a nivel mundial – ambas hermanas, buscan en los ojos de su amiga,  mas información - ¿Realmente no los conocen? – insiste ella y la pelirroja se apresura en responder como lamentándose con ésta – No sé nada de Kpop. Lo siento en ese momento Ingrid solo podía detenerse a observar la pantalla. Algo, o mejor dicho alguien, había llamado su atención. Aquel muchacho del video… no sabía si era su cabello, su ropa, el maquillaje alterado en sus ojos o la expresión de estos que parecía profunda y vacía a la vez. Su distracción concluyó al momento en que su amiga respondió a sus dudas – La banda se llama Big Bang y espero les guste – continua la reproducción.
Durante el video hubo comentarios variados. Ingrid solo podía decir acerca de aquel chico que apareció al principio, pues no conseguía fijarse en los demás, salvo en aquella voz grave de uno de ellos, que tenia cabello turquesa y además, con una pregunta alterada, – ¿por qué manosean así a ese pobre muchacho? – refiriéndose a otro de ellos. Mientras la cocinera largaba cada pregunta como: ¿Qué se fuman estos pibes? ¿Por qué se visten así? ¿Qué son esos pelos? Y por un momento, hizo un comentario positivo acerca de uno de ellos, que alegró a Mayra – Ah, esta bueno el coreano. Mira vos.
Así pasaron el tiempo, hasta que Oriana salta repentinamente, diciendo con expresión alterada – Uy me tengo que ir.
Ingrid: ¿A dónde vas?
Oriana: Hoy trabajo a la noche, pero solo por hoy nomas.
Ingrid: ¿Pero salís muy tarde?
Oriana: Tipo 11 salgo, no te preocupes. Llevo el celu y cualquier cosa le mando mensaje a Mayra – se despide de ambas y se marcha.
Mayra: Cuídate – termina por decirle en voz alta a la pelirroja, y luego se dirige a Ingrid – ¿Te muestro videos de CNBlue?
Ingrid: – entusiasmada – ¡Dale!
Mientras las dos muchachas se deleitan reproduciendo clips de video, Oriana trabaja esforzadamente hasta la deseada hora de salida. La cocinera sale de su lugar de trabajo ofuscada por algo que había ocurrido allí adentro. Resulta que uno de sus compañeros comentó algo sobre ella y todos se echaron a reír. La pelirroja no pudo entender por qué exactamente, ni tampoco supo que decir para retrucarles la burla. En español, las palabras le sobrarían, pero ¿en coreano? Solo sabía ser amable. Es así, que emprende rápidamente el camino a casa hablando sola en mil refunfuños. De pronto, el sonido de una llamada a su celular detiene sus quejas, aunque le resultaba extraño que alguien la llamara a esa hora y al ver quién era el remitente decidió contestar.
Oriana: ¡Hola! ¿Eun Pyo? – pregunto extrañada.
Eun Pyo: Hola Oriana. ¿Cómo estás?
Oriana: Bien – calla repentinamente, pues es interrumpida por el muchacho.
Eun Pyo: Estoy detrás de ti.
Oriana: ¿Ah? – voltea hacia atrás.
Eun Pyo: – corta la llamada mirándola sonriente y se acerca rápidamente a ella para saludarla con una reverencia (esta demás decirlo n_n).
Oriana: – molesta por el saludo – ¡Ahj! No hagas eso, me siento como una princesa. ¡Puaj!
Eun Pyo: – confundido – Pero…
Oriana: – le rodea el hombro con un brazo – Te invito un trago.
Eun Pyo: – más confundido, igualmente acepta encantado, expresando una agradable sonrisa – Estoy de acuerdo.
En el tren, todo estaba tranquilo, y la latina podía serenarse al ver el paisaje a través de la ventana, hasta que presiente que es observada.
Oriana: - por lo bajo a Eun Pyo – ¿Por qué nos están mirando?
Eun Pyo: No lo sé – responde, sintiéndose intimidado y trata de ocultarse de las miradas.
Oriana: Aigo, qué molestos – observa, desde su lugar, a cada uno de los presentes frente ella – ¿Qué me ven? – inquiere acompañándose de un ademan muy típico de su país. Cosa que hace que la miraran con más curiosidad aún.
Eun Pyo: Ori… – trata de calmarla.
Oriana: – sin registrar a su amigo, fija su vista en solo una persona y hace un gesto con la cabeza – Bumshakalaka – concluye en voz alta y es escuchada por todos.
De pronto otra de las personas en el vagón salta y comienza a cantar en el pasillo, cronando los dedos, y es seguida por otra, y por otra, hasta que, sin darse cuenta, todos estaban cantando y bailando al ritmo de “Fantastic Baby”. ¡Nah! Realmente esto no sucedió, pero hubiese sido divertido ¿cierto?
Luego de que la pelirroja dijera aquella palabra o frase, alguno que otro rió por lo bajo. El más sorprendido fue Eun Pyo.
Eun Pyo: – casi riendo – ¿Qué dijiste?
Oriana: – observando a su alrededor – Ya nadie nos mira – dijo en su idioma y al notar la insistencia de su amigo le responde – eh? De una canción.
Eun Pyo: – pensando – ¿Cuánto más piensa sorprenderme?  a Oriana – Ya llegamos. Bajemos.
Dieron un paseo por el lugar, en el cual había pocas personas haciendo lo mismo que ellos, tal vez cinco o seis humanos bajo la luna coreana. El movimiento de la cuidad paulatinamente fue sacando a la protagonista de ese enojo algo melancólico que la poseía desde que abandonó su trabajo, y, entre cantos y risas con su amigo, decidieron detenerse en un lugar. Oriana se acerca a la máquina de bebidas.
Oriana: – con un dedo se rasca la cabeza – Ay ¿cómo rayos funciona esto?
Eun Pyo: – se acerca a la muchacha – ¿Te ayudo? – la muchacha le dirige una mirada de súplica que lo enternece. – Aquí… – enseñándole con su mano – monedas. Aquí eliges la bebida y aquí… – se palma el pecho – puede haber amor.
Oriana: – desentendida – ¿y la beer? Beer (cerveza).
Eun Pyo: – desilusionado debido a la fallida muestra de “romanticismo”, tal vez no entendida por su amiga. Seguramente no sabía de qué rayos estaba hablando… o eso aparentaba – Este es el botón para la cerveza – concluye desanimado.
Después de comprar las bebidas, ambos, por iniciativa de Eun Pyo, se dirigen a un banco que reconocen desde la distancia, bastante bien ubicado. No está de más decirles que incluso allí podía ver el iluminado centro de la ciudad, marco casi idílico de lo sucederá a continuación:
Oriana: – abriendo la lata – Felicidades, tienes una ciudad muy bonita – dirige su vista a Eun Pyo – brindemos por eso – levantando la lata – Espera un momento – extendiendo el brazo – así – y terminando de rodear el de él con el suyo, para brindar entrelazando sus brazos.
Eun Pyo: – recuperando su confianza – Brindemos por ti también.
Oriana: Ok, ok y por ti – sonriente.
Mientras bebían, la muchacha estaba distraída mirando unas publicidades en una pantalla gigante que podía verse desde allí. Eun Pyo pensaba que ese era el momento ideal, por  la tranquilidad del lugar, la noche, la luna, la anterior caminata, la divertida charla y aquel reciente brindis, ese brindis que para él solo lo hacían entre novios. Trató de olvidar aquel momento con la máquina de bebidas, pues le quitaría esa confianza que tanto lo caracteriza. No lo dudó, necesitaba saberlo: – Oriana  le llama la atención, a lo que la pelirroja gira suavemente su cabeza hacia él. “Es ahora o nunca” pensó e instantáneamente… la besó.
CONTINUARÁ….

¿Ya el primer beso de la historia? ¿Nacerá el amor? ¿Qué pasará a partir de ahora? Por otro lado: Seung Hyun se dio cuenta de la relación entre su amiga y la tal Oriana. Teniendo el número de Ingrid ¿Tendrán una cita? Si este capítulo les gusto, el siguiente les va a EN-CAN-TAR. Se suman las aventuras a la historia.

Como regalito y recompensa por la espera de este episodio, les presentamos a quien encarna a Kwon Eun Pyo: El rapero, compositor, productor y líder de Big Bang, Kwon Ji Yong (o Young) alias G-Dragon.

sábado, 10 de agosto de 2013

VII





(Más adelante verán quien es él)


– Hogar dulce hogar – comienza Oriana alzando los brazos de alegría – ¿qué tiene de dulce esto?– responde Ingrid un tanto desanimada. La muchacha de buen humor recorre el mono ambiente –Dulce va a estar la torta que voy a comprar de acá en la esquina – siempre que iba a otro lugar, la pelirroja sabía encontrar pastelerías y, como el invierno la invitaba a disfrutar de lo dulce, ella no desaprovecharía oportunidad de probar cuanta delicia se presentara ante sus ojos.
Ingrid: Salgo a tomar aire –murmura con el mismo desanimo con el que entró al sitio.
Oriana: Pero hay mucho que ordenar. Mmmm –cruzando los brazos –. Como siempre tengo que hacerlo sola.
La menor de las hermanas realmente no lamentaba el sitio, es más, le parecía bien vivir en una especie de terraza. Además, su vecina era bastante agradable, una latina como ellas. Recordaba aquel momento en el que llegaron al lugar y la anciana locataria les presento a la joven, suponía que la muchacha las entendería y,  de paso, podría ser la traductora. La pelirroja, al verla, se alegro tanto que no pudo contener la emoción, la miraba con sorpresa y con una felicidad infinita como si hubiera encontrado oro debajo de la cama, o algo de igual magnitud. No dudo en ir a abrazarla, presentándose rápidamente y preguntándole como se llamaba y que hacía en Corea. La chica, sorprendida, respondía tímidamente, realmente no se esperaba tremendo trato, tal vez porque prácticamente perdió la costumbre.
En forma de L, el departamento no era muy amplio, pero para lo poco que tenían las muchachas estaba bien, aunque la pintura era vieja y algo sucia. En el suelo, que necesitaba una barrida,  casi tropiezan con el escalon  de la entrada, típico en las casas asiáticas. Bajo una ventana, ubicada justo donde saldria el sol al amanecer, iluminando todo el cuarto durante la mañana, encontraron una pequeña pero firme mesada con lavamanos. Los muebles venían incluidos: una mesa ratona, un escritorio junto a una silla, dos futones, un estante y la mesada. No contaban con una cocina, pues si no comían en el restaurante, cocinaban algo en lo de su vecina, Mayra: así les había dicho que se llamaba aquella muchacha latina. Los demás objetos fueron donados por el restaurante y sus compañeros; utensilios de cocina, sábanas y frazadas, cosas que realmente sobraban en el Hotel, la solidaridad era una admirable característica de la gente en ese país tal cual como en Argentina.
La menor de las hermanas seguía su andar, pensaba que tenían suerte, por el lugar, nada costoso, pero por otro lado se sentía estancada en el país del lejano Oriente, como si cada paso que daban para salir a “flote” las hundía, las sumergía en lo profundo del mar de Corea. Esa mezcla de sentimientos y la confusión producto de no saber si estar contenta o triste, la deprimían de una forma que Oriana jamás entendería. Al final del trayecto decidió, simplemente dejar de pensar y vivir esa realidad por la que estaban pasando. Ya llegaría la hora de volver, así que decidió no lamentarse, a pesar de todo, y seguir como si fuesen unas “vacaciones especiales”, tal vez demasiado para su gusto.
Cayendo la noche, las hermanas Correa y su vecina estaban reunidas festejando, lo que ellas llamaban la inauguración de su nuevo hogar. Su invitada había llevado chocolate caliente justo para compartir con la torta que salió a comprar la pelirroja apresuradamente después de ordenarlo todo. Al principio el entorno se lleno de preguntas, de esas que nos hacemos todos al momento de conocer a la gente, dependiendo de las circunstancias. Mayra pasó a relatarles que estaba instalada allí debido a que, como era estudiante de intercambio y que vivía anteriormente en la casa de alumnas de la universidad, con otras estudiantes, también de intercambio. Pero la relación no era buena y se tornaba cada vez peor, así que, para no perder la beca ni el semestre y tener que regresar a su país sin pena ni gloria, decidió mudarse y el único sitio al que podía ir, teniendo en cuenta su condición, era este. También advirtió a las muchachas que el lugar en el que estaban viviendo era como lo más bajo de Seúl -¿Qué?- se preguntaron ambas sorprendidas.
Oriana: -haciendo puchero- pero si este lugar es bien bonito.
Ingrid: deberían conocer las villas entonces.
Mayra: sé a lo que se refieren. Mejor que no le digan a nadie que vivimos aquí- ambas muchachas se miran y asienten.
Oriana: pero aunque sea debo decírselo a Eun Pyo- exclama-
Mayra: -extrañada- ¿Eun Pyo? ¿Tienes un amigo?
Oriana: -con una sonrisa-  si, es un chico muy bueno, salimos una vez y tal vez mañana lo vuelva a ver.
Mayra: -curiosa- pero, el ¿te gusta?
Oriana: ¿eh? -extrañada- él es muy copado, yo este… -pensante- no sé hace mucho no me gusta un chico –ríe tímidamente-
Mayra: pues… -calla repentinamente- a mí me gustan los chicos de aquí.
Ingrid: -salta súbitamente, interrumpiendo la conversación- ¿mañana es sábado?
Oriana: Si -curiosa- ¿qué pasa el sábado?
Ingrid: es que tengo… -al notar que ambas jovencitas están pendientes de ella- No, nada. Solo que ya voy a tener franco. –prefiere evitar las cargadas de su hermana. Con lo de la mudanza los días pasaron rápido y estaba cercano el encuentro con Seung Hyun.
Oriana: -volviendo al hilo de la charla- la verdad que los chicos acá son copados, aunque en todo el mundo hay uno que otro.
Mayra: – contesta rápidamente – No me refiero a eso. Me refiero a, que me gustan los coreanos –nota que las muchachas la observan sin entender a que se refería, prosigue- bueno es que son tan lindos y si vieran algún que otro dorama se enamorarían de los protagonistas y, obviamente, de sus intérpretes –sonrojada.
Oriana: ¿Qué es eso? –Pregunta y luego se lleva un pedazo de pastel a la boca.
Ingrid: Doramas son los dramas pero mmm asiáticos. O sea, deriban de la palabra Drama, de origen griego, ¿verdad? -preguntando a Mayra.
Mayra: -confundida por tanta elocuencia- Si, algo así, pero hay de varios géneros. Las comedias románticas son muy...
Oriana: -interesándose- Cuéntame más – a punto de llevarse otro bocado se detiene – espera… ¿tienen un estilo animé? – entusiasmada con la respuesta sigue su acto, anteriormente interrumpido.
Mayra: si. Algunos se basan en mangas.
Oriana: Buenísimo, así estoy más interesada. Sería como el live action de “Death Note” pero en serie ¿verdad?
Mayra: – sonriente – Así es.
Ingrid: – recuerda que estuvo muy callada – Entonces tu Kennichi podría estar en varios doramas.
Oriana: Tendré que hacer una lista de doramas japoneses para ver.
Mayra: Les recomiendo que vean doramas coreanos. Bueno a mí también me gusta Kennichi, es muy lindo. Los japoneses también me gustan y los taiwaneses. ¡Aaaah! Es que me gustan los asiáticos – el tono eufórico con el que lo dijo dejo a las protagonistas atónitas.
Oriana: – decide hablar para romper el hielo – Ok.
Mayra: Ay lo siento, no me di cuenta – encogiéndose de hombros.
Así continuó hablando de los chicos que le gustan e Ingrid comentaba sobre las bandas japonesas, pero a Oriana le aburría un poco esa parte de la conversación, por lo que se quedó callada un rato, hasta que comenzaron a practicar el idioma. Las horas corrieron y era tarde, por lo que Mayra se fue a dormir. Todas tenían mucho sueño.
Día siguiente/ sábado – ¿día de citas?
– Adiós – se despide la pelirroja de sus compañeros de trabajo, uno más atento que otro en ella, pues había preparado comida por separado y la colocó en tuppers. Se había arreglado más que otros días… en definitiva, se había arreglado, teniendo en cuenta que para ese trabajo las apariencias no importan. Tal vez lucía más animada que en otras ocasiones.
Compañero 1: ¿Saldrá con alguien Oriana Noona? – Desanimado – Aw, creo que no se fijará en mí.
Compañero 2: – molesto por la inocencia de su Dongseang, con una palmada en la nuca – No sé cómo puedes pensar en esas cosas. Es extranjera y está de paso. No se fijará en ti, babo.
Compañero 1: Aishh malo. Necesito amor.
Oriana: – ya con su amigo – ¿Conoces algún lugar al que podamos ir a comer tranquilamente? – enseñándole el almuerzo.
El muchacho surcoreano llevó a la protagonista al Parque Pyeonghwa, muy popular para lo que tenía planeado la pelirroja (picnic). Lo que más brillaba era el panorama verde que se podía contemplar, nada tenía que ver con la ciudad. Parecían estar en otra dimensión.
Oriana: – deslumbrada por el paisaje – Aigo! – Comienza a servir la comida – Yo lo hice. Espero que te guste.
Eun Pyo: Huele bien. Gracias. Y ¿cómo van tus clases de coreano?
Oriana: – en coreano – Bien – piensa un momento –. Practiquemos. Espera – saca apresuradamente su cuaderno de la mochila y comienza a hojearlo – ¿Qué haces? – no sabía si él la entendería, así que agregó en voz baja – Work.
Eun Pyo: -responde también en voz baja- te entendí. ¿Qué hago? –Se pregunta así mismo- Yo soy DJ –contesta rápidamente.
Oriana: – admirada – Wow, DJ? Really? Cool!!
Eun Pyo: Deberías hablar en coreano.
Oriana: – sonríe con simpatía – Lo olvidé.
Entre bocado y bocado, continuaron con los estudios hasta terminar el cuaderno de la joven,  e incluso le había ayudado con su tarea. Una vez que finalizaron el almuerzo, juntaron todo el desorden de tuppers que habían hecho y, de pronto, la cocinera ve pasar un grupo de jóvenes montados en bicicleta a toda marcha. Ella quería hacer lo mismo, desde hace ya un tiempo, y no dudó en hacérselo saber a su amigo. “Me gustaría” murmura con suficiente claridad como para que su compañero la escuche, luego piensa en lo que dirá a continuación, acompañándose de ademanes y apuntando a aquel grupo “bicycle” completa.  El muchacho se entusiasma rápido y buscan un lugar en donde se podían alquilar las bicis. Ya realizado el trámite ambos se colocan las rodilleras, coderas y cascos, pero a Oriana le cuesta ponerse este último, molestada por tener que protegerse tanto (bien a lo argento/argentino), así que expulsó rápidamente la idea de usarlo y por eso lo lleva en el codo. Antes de abordar la bici es detenida por el surcoreano, quien amablemente le dice “debes protegerte” y logra prender el casco. La latina agradece tímidamente este dulce gesto, sube de inmediato a su medio de transporte y, muy emocionada, grita a Eun Pyo “El que llega último tiene cola de perro”. De esta manera arranca rápidamente. El muchacho también se apresura, aunque no había entendido lo que quiso decir. Todo el paseo había culminado con una caída que tuvo de protagonista a la pelirroja, pues, intentado impresionar a su amigo, intenta hacer un wally (es decir, levantar la parte delantera de la bicicleta), si un wally con la bici, y sin darle importancia se levanta diciendo que estaba bien.
Para acabar la jornada ambos se dirigen, por recomendación del joven, en ir a un centro comercial de la cuidad. Una vez que llegan a este lugar, la atención de Oriana es atraída por un grupo de gente. ¿Qué habría allí?
Eun Pyo: Creo que se está haciendo un concurso.
Oriana: Vamos – lo lleva del brazo al lugar.
Eun Pyo: – con la cabeza gacha, como tímido, se acerca al presentador – ¿Qué hay que hacer? y ¿cuál es el premio?
Presentador: -percatándose de su presencia- ¿quieres concursar?
Oriana: – interrumpe, apuntando a ambos, ella y Eun Pyo   – Sí.
Presentador: Ok. Aguarden con los demás, enseguida comienza el concurso – se prepara, al micrófono – Estos jóvenes competirán por el nuevo celular Sanbung 05K ¿lograran el objetivo? –Acomodándose cerca de una pantalla – Tendrán que bailar los pasos… – apunta la pantalla.
Toda la multitud presta atención con curiosidad y pronto se observa, en la pantalla, un grupo juvenil en un recital. Mientras el presentador va narrando lo que sucedería a continuación, la cocinera solo atinó a entender algo: ¿Kpop? Sí, eso es lo que pudo oír claramente. Los demás concursantes se mostraban más animados al ver las imágenes y acompañaban la música con cantos y movimientos de cabeza. Eun Pyo le explicó que debían bailar los pasos de ese grupo Kpop, y la muchacha se desanimó, ya que ella no era nada buena bailando ese tipo de coreografías, no obstante, ya estaba en el baile, sabia claramente que tenía que bailar. Sus pasos fueron torpes e intentó inventar su propia coreo guiándose por el ritmo de la música, pero no funcionó y quedó eliminada. “Qué vergüenza” decía  para sí misma. Luego de varios participantes era el turno del simpático muchacho coreano. Apenas se ubico en el centro e hizo una pose de espera que ya le daba un aire a idol… mostrando una presencia hipnótica. El muchacho bailó y  deslumbro con su actuación, definitivamente él sería el ganador por aclamación del público.
Fin del concurso, tal como se tenía pensado, Eun Pyo resultó victorioso. Mientras le entregaban el premio, el presentador le pregunta qué iba a hacer, y el ganador se dirige a su amiga, entregándole lo que había ganado. La muchacha, sorprendida, miraba aquel celular y a su amigo una y otra vez, no podía creer que alguien le hiciera tal regalo, aunque no le había costado, se sentía muy agradecida tanto que no dudo en abrazarlo y estampar un amistoso beso su mejilla, algo que el surcoreano no esperaba, menos delante de tanta gente, lo que lo dejo atónito y se puso colorado como un tomate.


Superando el sopor que le generaban los días como ese, Ingrid caminaba cuadra a cuadra hasta el hotel, renegando de que ahora le quedaba más lejos, cuando antes atravesaba una calle y llegaba al lugar en el cual acordó encontrarse con Seung Hyun. ¿Él estaba esperándola? Le parecía verlo, especialmente por su pose erguida y esa forma tan particular de vestir. Pero, mientras se fue acercando, confirmaba a cada paso que si se trataba de su nuevo amigo. Él todavía no la había divisado, lo que tentaba para hacer una broma divertida, aunque no sabía cual… ¿cubrirle los ojos? No, él era más alto que ella, ¿empujarlo? Tampoco, podría caerse y lastimarse. ¿Fingir que era una ladrona? En Corea del Sur quien lo creería. Mejor le ponía dentro del cuello el envoltorio del chupetín que se estaba comiendo y listo. Esa opción si estaba a su alcance.
Ya parada tras Seung Hyun, intentó hacer su broma, pero cuando separaba la ropa del cuello, el muchacho sintió el contacto de sus fríos dedos y dio media vuelta con brusquedad, por lo cual empujó a Ingrid con un codo y la dejó sentada en el suelo. Tremendo susto se llevaron los dos.
Sueng Hyun: Oh – con una reverencia – Lo siento, eh… I’m sorry – la ayuda a ponerse de pie nuevamente.
Ingrid: Ahora si te mereces mi broma – dice en español para sí, y luego decide hablar con él – Hola, no te preocupes – también hace una reverencia y sacude un poco su ropa – ¿cómo has estado?
Seung Hyun: Bien, sin problemas – responde, asombrado por el avance de Ingrid en coreano – Veo que te estás aplicando. Que gusto.
Ingrid: Eh?
Seung Hyun: Ya veo hasta donde llega tu conocimiento…
Ingrid: ¿Qué?
Seung Hyun: Está bien. Está bien – intenta usar palabras sencillas y se acompaña con gestos – ¿Qué vamos a hacer en nuestra cita?
Ingrid: ¿En nuestra qué?
Seung  Hyun: Cita. Date, date
Ingrid: Ah... – reflexiona – A-ni-yo (no). No date, is a… meeting. Meeting of friends.
Seung Hyun: Meeting… No date?
Ingrid: Ne (si) – piensa – ¿Qué hacer? Pasear por la cuidad.
Seung Hyun: No hay problema.
Seung Hyun dio media vuelta y comenzó a caminar sin previo aviso, así que Ingrid tuvo que ponerse en marcha de golpe. Como él se movía muy a prisa, la muchacha tuvo que acelerar el paso, sin notar que causó cierto disgusto en su nuevo amigo, imponiendo el muro que significa la frase (mal dicha, por cierto) meeting of firends. Pero claramente no era culpa de ella. ¿Quién había utilizado primero la palabra amigos en referencia a ellos dos?
No era momento de pensar por qué eso no era una cita (ni siquiera una cita amistosa), si no de pensar a donde podían ir… casi sin darse cuenta, con algo de ingenuidad, la llevo hasta la calle Rodeo de Apgujeong, esperando no ser reconocido por alguien. Intentando ser lo más claro posible, comenzó a indicarle algunos lugares, como las cafeterías y restaurantes a las que iban los famosos, los bares de moda y haciendo alguna que otra crítica muy sutil sobre comidas, bebidas, atención y algunas otras cosas que ella no pudo entender demasiado, pero se deslumbró al ver tanta gente bonita desde las ventanas. Hasta que, pasando por frente a un café, Ingrid vio una imagen que parecía una ensoñación: reflejaba una cierta melancolía, como si el dueño de ese  atractivo rostro fuese un alma atormentada. La curiosidad la estaba matando, así que pidió a Seung Hyun que entraran al lugar.
Ingrid: ¿Podemos entrar allí? –Pregunta lentamente en coreano, mientras indica la entrada a la cafetería.
Seung Hyun: Si. Claro que podemos. ¿Quieres entrar?
Ingrid: Oh, por supuesto – contesta ansiosa – y, como tú lo peguntaste, te toca pagar a ti –entra corriendo.
Seung Hyun mira para todos lados nervioso, como si alguien lo estuviese mirando y lanza un “que atrevida” antes de seguirla hasta el interior del café.
Afortunadamente para ella, Ingrid consigue una mesa que estaba cerca de una pared  con un espejo, el cual reflejaba al melancólico misterioso. Ella se sentó mirando al espejo y dejó el otro asiento para Seung Hyun. Su atención tuvo que dividirse en dos partes: por un lado, espiar al joven desconocido, cuyo atractivo la dejaba cada vez mas impresionada, y por el otro, extrañarse de cómo su amigo se ponía nervioso y parecía querer esconderse tras la carta.
Ingrid: ¿Qué te pasa? –pregunta, moderadamente desconcertada.
Seung Hyun: Nada… Estoy bien – contesto con mucha rapidez.
Ingrid: Aha… – responde ella, pues no sabía cómo decirle en coreano “comunícaselo a tu cara”
Mientras ambos intentaban sostener una extraña conversación en la cual la protagonista pretendía poner en práctica los conocimientos que había adquirido y él le enseñaba alguna que otra cosa, como las palabras mesa, silla, taza, café, cuchara, azúcar, entre otras (todo lo que había a la vista), cómo llamar al mesero y pedir la orden, o la cuenta y ella anotaba todo esto en su libreta velozmente. De vez en cuando espiaba al melancólico, quien contestaba una llamada a su celular y sonreía simpáticamente, con lo cual  lo veía aún más atractivo, como un verdadero deleite para sus ojos. En un momento, este muchacho pidió la cuenta para irse y, cuando abandonaba el lugar saludó a Seung Hyun a la distancia, inclinando un poco la cabeza y fue correspondido con el mismo gesto y un “An-nyeong” apenas murmurado.
Ingrid: ¿Quién es? – Preguntó, intentando simular su interés.
Seung Hyun: Es… eh… Yong Hwa. Jung Yong Hwa.
Ingrid: Ah… Entiendo – agrega la muchacha entre tono sarcástico y una expresión que decía lo contrario.
Seung Hyun: Él – comienza a explicar lo que dijo antes, pues aunque no estaba acostumbrado al sarcasmo, podía entenderlo bastante bien – Él es el líder de una banda de Rock bastante popular llamada CNBlue. ¿Entiendes ahora?
Ingrid: Solo entendí lo de banda y llamado CN… y eso. Pero, ¿Cómo conoces a un… este…?
Seung Hyun: es que… Yo trabajo con instrumentos musicales –respondió en un coreano mezclado con Ingles.- reparo – hace un gesto como si martillara algo – y afino – realiza una mímica con una guitarra imaginaria – y vendo instrumentos. Por eso me conocen.
Ingrid: Ah – responde aunque muy difícilmente había comprendido – Entonces, por eso conoces una banda.
Seung Hyun: Conozco varias. Es sábado. Hablemos de otro tema.
Ingrid: Yo quiero ser – revisa sus notas – mesera. Es más dinero… pero no se hablar bien aun y estoy lavando platos… por ahora.
Seung Hyun: En Corea no dan propina. Es costumbre.
Ingrid: ¿Qué? – Inquirió ella, levemente desilusionada – malditos coreanos tacaños – murmuro en español.
Seung Hyun: Deberías apresurarte y hablar mejor.
Ingrid: Quiero clases extra – comentó en un tono de voz muy simpático que hizo reír a Seung Hyun.
Luego de conversar otro rato, terminar el café y pagar la cuenta, Seung Hyun llevó a Ingrid apresuradamente a un lugar que seguramente la dejaría maravillada: el puente Bampo, encima del río Han. La muchacha corrió a lo largo del mismo casi tres veces antes de cansarse, pues estaba deslumbrada por el bellísimo espectáculo que contemplaban sus ojos: largos chorros de agua con luces de colores que representaban todo un espectáculo. Como su celular no tenía una buena cámara, exactamente sin flash, no pudo capturar ese momento. Su amigo la miraba entre risas mientras ella correteaba por ahí de un lado al otro, pensando que esa chica tan extraña, al entusiasmarse podía ser realmente encantadora.
Seung Hyun: Ya, ya – dice mientras la sujetaba por un brazo para que deje de andar por ahí. –  Vas a cansarte.
Ingrid: Esto es hermoso –casi gritó en inglés. – Seúl puede ser una cuidad mágica. – mira a su alrededor y ve un montón de parejitas agarradas de la mano mientras observaban lo mismo que ella y sintió escalofríos… esperaba que Seung Hyun no la haya llevado allí con otras intenciones.
Seung Hyun: Yo no vengo muy seguido a este lugar, pero ver tu reacción me recordó lo bonito que es.
Ingrid: No opino igual –contesto, pues no había entendido lo que dijo Seung Hyun, pero quiso evitar cualquier segunda intención.
Seung Hyun: ¿Me entendiste?
Ingrid niega con la cabeza y Seung Hyun comienza a reírse de ella. La joven intenta explicarse, pero él no puede parar de reír, así que lo único que le queda por decir es un “hace frio” con toda la intención de volver a su casa. Su amigo la acompaño hasta unas tres cuadras cerca, donde ella podía ubicarse sin problemas.
Seung Hyun: ¿Vives por esta zona? ¿Y el Hotel? –pregunta sin saber si ella pudo entenderlo.
Ingrid: Problems –dijo, pues solo escuchar la palabra hotel entendió lo que él había dicho – Vivo en una terraza – agrego para saber si lo que les había dicho Mayra era cierto.
Sueng Hyun: ¿Eh? ¿En una terraza? –inquiere muy sorprendido.
Ingrid: Tomodachi (amigo) –comienza a decir, con los brazos bien abiertos – give me a hug (dame un abrazo)
Ni bien terminó de decir esto, se acercó al muchacho y lo estrechó entre sus brazos. Él estaba muy sorprendido como para poder reaccionar, algo que la protagonista aprovechó para concretar su broma sin perder el tiempo, colocó el envoltorio que había guardado en su bolsillo para ese momento y lo deslizó entre el cuello de su amigo y la ropa del mismo, por lo cual él se soltó rápidamente y llevó sus manos hasta la espalda, tratando de sacar esa basura de allí. Ingrid, mientras tanto, reía a carcajadas antes de despedirse de él y correr hasta su casa, muy contenta por haber concretado su primera broma en casi un mes.
Definitivamente, la próxima vez que encontrara a Seung Hyun, le resultaría muy interesante.
Al entrar al cuarto Oriana se encuentra acostada en su futon con Leki a sus pies ronroneando –¿Dónde estabas? ¿Qué? ¿Saliste con el tal cosito, ese, no me acuerdo el nombre? – Ingrid decide ignorarla, pues todavía no puede dejar de reír tras la broma que acaba de hacer – ¿Quee? ¿Por qué tantas risitas? - insiste la pelirroja – Acaso…– desliza una sonrisa maliciosa y levemente  comienza a agarrase las manos y ubicarlas a la altura del rostro – Oh Hyun – había recordado el nombre y como tirando besos al aire –, amor mío. 
Ingrid: – negando con la cabeza y alzando la vista con un suspiro – Si tuviera menos obscenidades en la mente sería más lista…
Oriana: Mira – dice mientras saca el nuevo artefacto debajo de su almohada – Solo tengo que conseguirle un chip, lo podemos usar las dos.
Ingrid: -con cierta desconfianza- ¿de dónde sacaste eso?
Oriana: Eun Pyo me lo regalo. Esta bueno ¿no?
Ingrid: ¿Quien? ¿Eun Pyo? Noo pero si con semejantes regalo debe estar más que bueno –haciendo comillas con sus dedos – ¿Qué hiciste? – pregunta asustada y entrecerrando los parpados.
Oriana: – ciertamente enojada – Decile a tu retorcida mente que se quede tranquila, lo ganó en un concurso y me lo regaló porque él ya tiene uno y además a nosotras nos sirve, mira se pueden ver videos.
Ingrid olvidando lo de “retorcida mente”, se sienta junto a su hermana para observar el video en reproducción, pero se pregunta mentalmente si es que ese tal Eun Pyo estaba interesado en la muchacha junto a ella, y al parecer a Oriana él no le caía nada mal. Cabría la posibilidad de que ésta se pusiese de “novia”, con todo lo que esto significaba más que nada para la pelirroja, tal vez eso sería bueno, pero también… sería lo peor.

CONTINUARÁ…

Pero por Dios, cuantas cosas pasaron: Seung Hyun e Ingrid y bueno, ¿Jung Yong Hwa? ¿Qué es esto? Y, por otro lado: Oriana y Eun Pyo cada vez más cercanos. La actitud del simpático protagonista ¿estará conquistando a la pelirroja? En nuestro próximo capítulo habrá un beso. Ooooh siiiii!!! No se lo pierdan!!
Datos curiosos:                                   

-          El Parque Pyeonghwa (lugar donde van Eun Pyo y Oriana) forma parte (junto con otros cuatro) del parque de la Copa Mundial, se ubica cerca del estadio de la Copa Mundial de Seúl. Pyeonghwa (Paz): es el parque más cercano al estadio de la Copa Mundial de Seúl, con un estanque, jardín, plaza de juego para niños y bosque. Es un área muy popular para hacer picnic y estudios de ciencias de la naturaleza. El parque de la Copa Mundial inició su apertura el 1ero. de mayo de 2002, y fue una tierra de 15 años rehabilitada que contenía más de 92 millones de toneladas de basura. Se tardó 6 años en estabilizar los desechos (se calcularon la cantidad para la prevención de desechos que contaminan el medio ambiente) y un año adicional para la construcción del parque.
 (Espacio Infantil)
-           La Calle Rodeo de Apgujeong (visitado por Ingrid y Seung Hyun), es conocida como la Meca de la alta moda gracias a la formación de un área cultural de alto consumismo que crea tendencias de moda de liderazgo con un ambiente único, gracias a sus tiendas amables, tiendas de marcas extranjeras con artículos de altos precios, negocios de moda hip hop con precios bajos y tiendas de adornos. En ella hay en especial muchos cafés con bella decoración de interiores, y numerosos restaurantes de cocina coreana, tailandesa y japonesa. Los salones de belleza se concentran una al lado de la otra en estas calles y debido a este ambiente, la zona de la ‘Rodeo Street’ atrae principalmente a los jóvenes adolescentes. Si tiene suerte, en esta zona podrá encontrarse con estrellas del mundo del espectáculo pues suelen visitarla con frecuencia.