Anteriormente: Cada una por su lado, nuestras hermanitas salen con los muchachos que han conocido desde que llegaron a Seúl. Mientras Oriana y Eun Pyo van de picnic, participan en un concurso de Kpop Dance y ganar un celular, Ingrid recorre junto a Seung Hyun una parte de la ciudad, conoce a un joven que le llama poderosamente la atención y... gasta una buena broma. ¿Qué me dicen? ¿Están listas/os para más?
VIII
– ¿Dónde estás, Hyung (hermano
mayor)? - Murmuraba Eun Pyo mientras sus dedos golpeaban repetidas veces la
dura madera de la mesa. Llevaba ya varios minutos esperando, pero la persona
con la que debía reunirse, hasta ese momento, brillaba por su ausencia. No lo
habría citado lejos de su lugar de trabajo, así que… ¿Dónde se habría metido?
– ¿Dongsaeng? – murmuraba también
una voz tras él, y un muchacho se ubicaba en frente.
– ¡Hyung! – se alegra al ver que
la persona a la que esperaba por fin llegó.
– Lamento la tardanza… pero… – le
dirige una mirada cómplice antes de colocarse los lentes – Ya sabes – toma asiento frente Eun Pyo y este llama al mesero con
un gesto de la mano.
– Hyung… – comienza a decir Eun
Pyo, sin poder ocultar la sonrisa que lo acompañaba desde hace dos días. – ¿Quieres algo de tomar? ¿Un café?
– ¿A qué se debe esa sonrisa? –
pregunto, mientras le dirigía una mirada de sospecha…
– Yo no estoy sonriendo –
responde el muchacho, e intenta cubrir la señal de su buen humor, pero esta
siempre escapa de su control pues apenas abre la boca para hablar, las
comisuras escalan rápidamente en su rostro, dibujando una sonrisa. – ¿Vas a beber algo conmigo, hyung?
– No… me puedo demorar. Solo un café
chico.
Ni bien llega el mesero, y toma la orden del acompañante de Eun Pyo, se
retira para dejarlos solos nuevamente.
– Ahora ¿lo vas a decir? –
inquiere el recién llegado, mientras juguetea con una servilleta.
– ¿Decir qué?-
– ¿Cómo te fue ese día?- hasta
ahora no pudimos hablar de eso.
– Ese día…– no pudo evitar la
sonrisa al recordar su “cita” con Oriana – fue
muy interesante… Ella cocina muy bien. Me divertí mucho.
Eun Pyo decide hacer silencio, pues ya había llegado el café que pidió su
amigo.
– ¿Estás tan contento solo por eso?
– pregunta el otro muchacho cuando el mesero se retira.
– Hace bastante que no me divierto
tan relajadamente – sin sentir la mirada de su amigo, bastante incrédula,
que queda un momento en silencio, pero decide retomar la charla con toda
sinceridad. – La verdad… es que creo que
le gusto. – Se palpa el lado derecho del rostro – Me besó en la mejilla.
– ¿Qué? – inquiere, impresionado,
en medio de un aspaviento – Que atrevida.
– No la juzgues, hyung. Quiero saber
tu opinión.
– Ella… seguramente le gustas.–
con una mirada intensa – ¿A vos te gusta
esa chica?
– Yo…– se muestra duditativo – Tal
vez. No sé bien. Me agrada.
– Entonces te gusta o es algo
parecido a la amistad.
Eun Pyo medita un momento sobre lo que dijo su amigo, pero no podía demorar
demasiado si esperaba recibir algún consejo.
Él… ¿Se siente atraído por Oriana? No podía negar que le llamaba la
atención ese cabello largo y rojo, su voz cálida, esa sonrisa simpática, sus
comentarios graciosos y un tanto inocentes, y el hecho de que se atreva a hacer
cosas que otras chicas no podrían por vergüenza o cierto decoro… como cuando
bailó para ganar el celular… fue tan divertido verla, y aunque en el rostro de
ella vio algo de timidez, no se detuvo ante eso y decidió probar suerte de
todos modos.
– No estoy seguro… Pero sé como
averiguarlo.– lo mira con decisión antes de revelar su As bajo la manga.– Voy a besarla.
– ¿Qué? – exclama casi en voz
alta, si no fuese porque, como estaba bebiendo su café mientras escuchaba a su
amigo, trago muy rápido y se quemó…
– Hyung, ¿estás bien? No veo algo
malo en besar a Oriana. Por el contrario, con eso podré saber si siento algo
por ella.
– Óyeme bien – comienza a decir
su amigo en tono de amenaza – Dejo de ser tu hyung si te burlas de esa
chica.
– Esa no es mi intención –
advierte Eun Pyo, intimidado, haciendo un gesto con las manos como si le
pidiera que se detenga. Luego intenta parecer animado.– Pero hablemos ahora de ti. Sé que tuviste una cita con la chica del
restaurante.
– Ingrid…– murmuró Seung Hyun, recordando también el momento en el que se encontró
con la extrajera y las casi tres horas
que pasó con ella, recorrieron su mente de manera muy rápida. Pero, a
diferencia de su amigo, ninguna sonrisita decoró su rostro– No fue cita… fue… reunión de amigos.
Eun Pyo: ¿Cómo que reunión de amigos?
– inquirió, sorprendido a más no poder, pues nunca escuchó algo semejante.
Seung Hyun: Una reunión de amigos.
Solo tomamos café y charlamos, fuimos hasta el puente Bampo y luego la acompañe
hasta cerca de su casa… vive en una terraza…– encogiéndose de hombros – Creo que yo no le gusto. Solo es una chica
simpática.
Eun Pyo: ¡Fighting hyung! – Responde
a su amigo enérgicamente, agitando un puño.– No creo lo mismo. Tal vez tu atractivo la intimida.
Sueng Hyun: Ah –murmura,
avergonzado- No digas esas cosas. Esa
chica no es nada tímida. Me hizo pagar su café descaradamente, no tuvo reparos
en fijarse en Jung Yong Hwa frente a mí y me jugó una broma antes de irse.
Eun Pyo: ¿Una broma?
Seung Hyun: Si. – Toca su nuca – metió un envoltorio de golosina allí, y fue
muy molesto.
Eun Pyo: ¿En verdad hizo eso? –
Pregunto intentando no reírse, aunque la anécdota le pareció muy graciosa – Esa Ingurido parece ser una persona
interesante.– casi no puede contener la risa.
Seung Hyun: Deja de reírte –
exige con suma severidad, y algo de timidez.
Eun Pyo: Lo siento, hyung. Es que…
– vuelve a reírse.– Perdón intentare ya
no hacerlo.
Seung Hyun: Me sentiré realmente
deprimido ahora que te reíste de mí…
Eun Pyo: Hyung… – lo mira con una
mezcla de cariño y cierta compasión…– Esa
chica debe ser realmente muy linda si logro dejarte así.
Seung Hyun: Me deprime que mi
Dongsaeng se ría de mí – corrige él. Luego recibe un mensaje en su móvil – Tengo que irme – anuncia luego de leer
el mensaje y se pone de pie. Cuando lleva una mano hasta el bolsillo de su
pantalón para extraer la billetera Eun Pyo lo detiene.
Eun Pyo: No te preocupes, hyung. No
soy como… algún amigo tuyo.
Seung Hyun: Es la costumbre – guarda
la billetera y decide hacer un último comentario – Ese ni pagaría el velorio de su madre.
Eun Pyo corresponde al saludo de su amigo y permanece un momento más en la
cafetería, pensando en lo que había conversado con Seung Hyun, sobre todo en la
primera parte de la charla y sobre la resolución que tomó respecto a todo eso.
Mientras tanto, Seung Hyun se alejaba del lugar, avanzando por las veredas
repletas de gente a esa hora del día. Intentaba conseguir un taxi sin
demasiados ánimos. Para pensar era mejor desplazarse por sus propios medios,
pero tenía que ir un poco lejos. Por un lado… no quería hacerlo. Las palabras
de Eun Pyo se le venían a la cabeza, besar de buenas a primeras a la tal
Oriana. Si bien ella es extranjera y tal vez no entienda las costumbres
coreanas, hacer algo así… ¡Un momento! la tal Oriana era extranjera, Ingrid
también… ¿Casualidad? Eun Pyo acompañó a aquella chica hasta un hotel… y cuando
él conoció a Ingrid ¿Dónde estaba? En un hotel… además, su nueva amiga le
comunicó que no pisó suelo asiático sola… ¿Era la tal Oriana su compañera de
viaje, su amiga o… su hermana? Debería preguntarle para sacarse esa duda, pero
no sabía cómo encontrarse con ella. Después de la broma/despedida… todo quedó
en la nada.
Entre idea e idea, mientras sus pensamientos se sucedían uno tras otro,
Seung Hyun caminó hasta cerca de aquel café, sin darse cuenta de que llegó a
este lugar. Echó un rápido vistazo antes de decidir ponerse en marcha, cuando
alguien lo empujó para poder pasar y esto provocó que se le caigan los lentes.
Por poco y terminaban en el suelo, pero afortunadamente los sujeto. Al levantar
la cabeza y este objeto, alguien dentro del café lo reconoce y lo mismo sucede
con Seung Hyun, así que decide entrar un momento a saludar a su amigo. Mira
hacia un lado y sus ojos se encuentran con el rostro misterioso y melancólico,
aparentemente tal vez era solo serenidad, de Jung Yong Hwa, quien bebía cafe
tranquilamente… verlo le recordó inevitablemente a Ingrid. ¿Qué estará haciendo
su amiga en ese momento? Ni bien le viene a la mente aquella tarde en la
cafetería, comenzó a reír solo y movió la cabeza a un lado y al otro… hasta que
nuevamente sus ojos encontraron a una evidente y extraña figura… Ingrid…
¿Estaba espiando a YongHwa desde la ventana?
Sueng Hyun: Ingrid – la llama en
voz alta sin darse cuenta lo que provoca que la muchacha observe hacia todos
lados hasta en encontrar a quien le llamo la atención.
Ingrid: ¿Quién eres? –Lo mira con
expresión de desconcierto-
Seung Hyun: Eh? –Se coloca los
lentes- Soy yo.
Ingrid: – con la misma expresión - ¿Quién
eres? - se le acerca apuntándolo con un dedo y simula que le romperá con este los lentes, pero Seung Hyun
retrocede asustado y la muchacha comienza a reírse. - ¡Te engañé!
Seung Hyun: ¿Eh? Por un momento creí
que no me reconociste. – serio – ¿No
son éstas horas laborales? ¿Qué haces aquí?
Ingrid: Yo… Vine de mercado. Me mandaron a comprar cosas.
Seung Hyun: Pero el mercado queda por
allá – apunta en dirección contraria-
Ingrid: Entonces me perdí… – a
Seung Hyun con interés – ¿Si voy por ahí
derecho llego?
Seung Hyun: – rezonga – puedo
acompañarte… – da media vuelta.– Andando.
Ingrid: Un momento – se para
frente a él y le extiende una tarjeta – Antes
de olvidarme, este es mi número. Ahora tengo teléfono celular. Envíame un
mensaje para que pueda agendarte.
Seung Hyun: – observa detenidamente al pequeño pedazo de papel – Esta bien, Lo hare. Ahora vamos.
Mientras caminan, por una razón inexplicable, Seung Hyun recupera la
confianza que estuvo ausente en la charla con Eun Pyo. Ahora tenía algo más que
decirle una vez que se vieran, algo que no demoraría en ocurrir. ¿Podría decir
algo más? Ya que la muchacha estaba a su lado, era hora de quitar de su mente
esa duda que apareció de repente cuando recordó la anterior charla con su
dongsaeng.
Seung Hyun: Ingrid… – piensa brevemente
antes de preguntar – Dijiste que habías
llegado a Corea con una unnie, si mal no recuerdo. ¿Es así?
Ingrid: Recordaste mal, porque no lo
dije, lo dibuje. Y sí, llegue con mi unnie, mi oneesan (hermana mayor en
japonés). ¿Por qué me preguntas eso? –inquiere con la mirada clavada en él
de tal forma que le produce escalofríos.
Seung Hyun: –intenta no parecer nervioso– Y… tu unnie… ¿Cómo se llama?
Ingrid: Oriana.
Seung Hyun: – ya que su amiga guarda silencio después de contestar tan
secamente – Yo… tengo un dongsaeng
llamado Eun Pyo – al ver que Ingrid lo observa con una mezcla de interés y
sorpresa – ¿Escuchaste ese nombre alguna
vez?
Ingrid: Si… Es el – hace comillas
– “amigo” de mi hermana. –hace una
expresión de astucia, o que intenta parecerlo, que resulta muy evidente adrede
–Así que tu hermano… Ese Eun Pyo se
volvió interesante de pronto…
Seung Hyun: No es mi hermano de
sangre, pero somos muy unidos.
Ingrid: – con expresión simple – No
estarán saliendo, ¿verdad?
Seung Hyun: – horrorizado por la idea –No,
eso nunca.
Ingrid: – rezonga, aliviada – Menos
mal…
El muchacho coreano reía entre dientes por las expresiones faciales y
verbales tan descaradas y auténticas de su amiga. Ya comenzaba a verla como una
persona que le diría la verdad aunque el mundo entero le caiga encima, y no
tendría algún tipo de reparo en hacerlo. Tal vez por su imagen, él no estaba
rodeado precisamente de personas con esa clase de actitud, sino de gente que
cambiaba todo o una parte de la verdad, o lo adulaba demasiado para ganar su
aprobación o simpatía. Pero ella era diferente, la imagen o las sutilezas no le
interesaban… esperaba poder seguir cerca suyo, aunque nunca llegaran a ser algo
más que amigos.
Después de charlar con Ingrid mientras iban hasta el mercado, Seung Hyun parte a su
postergada cita, dejando a la muchacha las indicaciones para regresar al hotel.
Por fortuna, la vida doto a Ingrid de buena memoria o buena orientación, o tal
vez ambas, así que llegó al hotel sin problemas, con la enorme satisfacción de
no haberse perdido en el camino (como si le hubiese ganado a la ciudad). Al final
de la jornada, las dos hermanitas protagonistas regresaron a casa y se
reunieron con su amiga colombiana para charlar un par de horas (siendo
sinceros) y pasar un buen rato.
Mayra: ¿Y vieron el dorama que les
recomendé? – Pregunta tiernamente - ¿Les
gusta? Ahora está dando otro: Flower Boys next door.
Ingrid: – interesada – ¿Y de qué
trata ese? Si, boys before flowers
está muy bueno.
Mayra: Es una comedia romántica.
Pero… todavía lo estoy viendo.
Oriana: Lo interesante de ver doramas
es aprender el idioma.
Mayra: Oh sí – comienza a
entusiasmarse – a mi me ayudaron mucho y
también, la música claro.
Oriana: ¿Kpop? – Piensa un
segundo - ¿Así es verdad?
Mayra: Si – afirma efusivamente –
¿Conoces el Kpop? ¿Te gusta?
Oriana: Digamos que lo escuche ¿Viste
el celular? Lo gane en un concurso. – desliza una sonrisa confiada.
Mayra: Wow eres una profesional del
Kpop o… ¿Qué?
Ingrid: – deja a un lado su cuaderno y se integra a la charla – No le creas, Mayra. Oriana sería incapaz
de ganar un concurso de esos. Digamos que… lo ganó Eun Pyo – pestañeo
constante – y se lo regaló.
Mayra: ¡Aigo! Oriana, ese chico está
muy interesado en ti, entonces.
Oriana: – algo molesta – No, nada que
ver –cambia de tema rápidamente – Mejor
decinos que música escuchas. Digo… para recomendarnos.
Mayra: – agarra su notebook – pues
aquí tengo unos – se detiene un pequeño instante y continua – muchas bandas y artistas.
Ingrid: – se acerca a Mayra – ¿conocés
CNBlue?
Mayra – mira a Ingrid ilusionada - ¿te
gusta CNBlue? Si claro que tengo. ¿Quién te gusta? – pregunta de manera
picara.
Ingrid: – fingiendo indiferencia – Solo
quería ver qué onda la banda, nada más.
Mayra: dudando – mmm está bien.
La muchacha latina hace click en un archivo y comienza la reproducción de
uno de los videos: se ve al principio un búho, y en la siguiente escena, con un
paneo de manera ascendente se observa a un chico sentado en una especie de
trono – ay espera – Mayra detiene el
video – bueno esta banda es muy conocida
a nivel mundial – ambas hermanas, buscan en los ojos de su amiga, mas información - ¿Realmente no los conocen? – insiste ella y la pelirroja se
apresura en responder como lamentándose con ésta – No sé nada de Kpop. Lo siento – en ese momento Ingrid solo podía detenerse a
observar la pantalla. Algo, o mejor dicho alguien, había llamado su atención.
Aquel muchacho del video… no sabía si era su cabello, su ropa, el maquillaje
alterado en sus ojos o la expresión de estos que parecía profunda y vacía a la
vez. Su distracción concluyó al momento en que su amiga respondió a sus dudas –
La banda se llama Big Bang y espero les
guste – continua la reproducción.
Durante el video hubo comentarios variados. Ingrid solo podía decir acerca
de aquel chico que apareció al principio, pues no conseguía fijarse en los
demás, salvo en aquella voz grave de uno de ellos, que tenia cabello turquesa y
además, con una pregunta alterada, – ¿por
qué manosean así a ese pobre muchacho? – refiriéndose a otro de ellos.
Mientras la cocinera largaba cada pregunta como: ¿Qué se fuman estos pibes? ¿Por qué se visten así? ¿Qué son esos pelos?
Y por un momento, hizo un comentario positivo acerca de uno de ellos, que alegró
a Mayra – Ah, esta bueno el coreano. Mira
vos.
Así pasaron el tiempo, hasta que Oriana salta repentinamente, diciendo con
expresión alterada – Uy me tengo que ir.
Ingrid: ¿A dónde vas?
Oriana: Hoy trabajo a la noche, pero
solo por hoy nomas.
Ingrid: ¿Pero salís muy tarde?
Oriana: Tipo 11 salgo, no te
preocupes. Llevo el celu y cualquier cosa le mando mensaje a Mayra – se
despide de ambas y se marcha.
Mayra: Cuídate – termina por
decirle en voz alta a la pelirroja, y luego se dirige a Ingrid – ¿Te muestro videos de CNBlue?
Ingrid: – entusiasmada – ¡Dale!
Mientras las dos muchachas se deleitan reproduciendo clips de video, Oriana
trabaja esforzadamente hasta la deseada hora de salida. La cocinera sale de su
lugar de trabajo ofuscada por algo que había ocurrido allí adentro. Resulta que
uno de sus compañeros comentó algo sobre ella y todos se echaron a reír. La
pelirroja no pudo entender por qué exactamente, ni tampoco supo que decir para
retrucarles la burla. En español, las palabras le sobrarían, pero ¿en coreano?
Solo sabía ser amable. Es así, que emprende rápidamente el camino a casa
hablando sola en mil refunfuños. De pronto, el sonido de una llamada a su
celular detiene sus quejas, aunque le resultaba extraño que alguien la llamara
a esa hora y al ver quién era el remitente decidió contestar.
Oriana: ¡Hola! ¿Eun Pyo? –
pregunto extrañada.
Eun Pyo: Hola Oriana. ¿Cómo estás?
Oriana: Bien – calla
repentinamente, pues es interrumpida por el muchacho.
Eun Pyo: Estoy detrás de ti.
Oriana: ¿Ah? – voltea hacia
atrás.
Eun Pyo: – corta la llamada mirándola sonriente y se acerca rápidamente a
ella para saludarla con una reverencia (esta demás decirlo n_n).
Oriana: – molesta por el saludo – ¡Ahj!
No hagas eso, me siento como una princesa. ¡Puaj!
Eun Pyo: – confundido – Pero…
Oriana: – le rodea el hombro con un brazo – Te invito un trago.
Eun Pyo: – más confundido, igualmente acepta encantado, expresando una
agradable sonrisa – Estoy de acuerdo.
En el tren, todo estaba tranquilo, y la latina podía serenarse al ver el
paisaje a través de la ventana, hasta que presiente que es observada.
Oriana: - por lo bajo a Eun Pyo – ¿Por
qué nos están mirando?
Eun Pyo: No lo sé – responde,
sintiéndose intimidado y trata de ocultarse de las miradas.
Oriana: Aigo, qué molestos –
observa, desde su lugar, a cada uno de los presentes frente ella – ¿Qué me ven? – inquiere acompañándose de
un ademan muy típico de su país. Cosa que hace que la miraran con más
curiosidad aún.
Eun Pyo: Ori… – trata de
calmarla.
Oriana: – sin registrar a su amigo, fija su vista en solo una persona y
hace un gesto con la cabeza – Bumshakalaka
– concluye en voz alta y es escuchada por todos.
De pronto otra de las personas en el vagón salta y comienza a cantar en el
pasillo, cronando los dedos, y es seguida por otra, y por otra, hasta que, sin
darse cuenta, todos estaban cantando y bailando al ritmo de “Fantastic Baby”.
¡Nah! Realmente esto no sucedió, pero hubiese sido divertido ¿cierto?
Luego de que la pelirroja dijera aquella palabra o frase, alguno que otro
rió por lo bajo. El más sorprendido fue Eun Pyo.
Eun Pyo: – casi riendo – ¿Qué
dijiste?
Oriana: – observando a su alrededor – Ya
nadie nos mira – dijo en su idioma y al notar la insistencia de su amigo le
responde – eh? De una canción.
Eun Pyo: – pensando – ¿Cuánto más
piensa sorprenderme? – a Oriana – Ya llegamos. Bajemos.
Dieron un paseo por el lugar, en el cual había pocas personas haciendo lo
mismo que ellos, tal vez cinco o seis humanos bajo la luna coreana. El
movimiento de la cuidad paulatinamente fue sacando a la protagonista de ese
enojo algo melancólico que la poseía desde que abandonó su trabajo, y, entre
cantos y risas con su amigo, decidieron detenerse en un lugar. Oriana se acerca
a la máquina de bebidas.
Oriana: – con un dedo se rasca la cabeza – Ay ¿cómo rayos funciona esto?
Eun Pyo: – se acerca a la muchacha – ¿Te
ayudo? – la muchacha le dirige una mirada de súplica que lo enternece. – Aquí… – enseñándole con su mano – monedas. Aquí eliges la bebida y aquí… –
se palma el pecho – puede haber amor.
Oriana: – desentendida – ¿y la beer?
Beer (cerveza).
Eun Pyo: – desilusionado debido a la fallida muestra de “romanticismo”, tal
vez no entendida por su amiga. Seguramente no sabía de qué rayos estaba
hablando… o eso aparentaba – Este es el
botón para la cerveza – concluye desanimado.
Después de comprar las bebidas, ambos, por iniciativa de Eun Pyo, se
dirigen a un banco que reconocen desde la distancia, bastante bien ubicado. No
está de más decirles que incluso allí podía ver el iluminado centro de la
ciudad, marco casi idílico de lo sucederá a continuación:
Oriana: – abriendo la lata – Felicidades,
tienes una ciudad muy bonita – dirige su vista a Eun Pyo – brindemos por eso – levantando la lata –
Espera un momento – extendiendo el
brazo – así – y terminando de rodear
el de él con el suyo, para brindar entrelazando sus brazos.
Eun Pyo: – recuperando su confianza – Brindemos
por ti también.
Oriana: Ok, ok y por ti –
sonriente.
Mientras bebían, la muchacha estaba distraída mirando unas publicidades en
una pantalla gigante que podía verse desde allí. Eun Pyo pensaba que ese era el
momento ideal, por la tranquilidad del
lugar, la noche, la luna, la anterior caminata, la divertida charla y aquel
reciente brindis, ese brindis que para él solo lo hacían entre novios. Trató de
olvidar aquel momento con la máquina de bebidas, pues le quitaría esa confianza
que tanto lo caracteriza. No lo dudó, necesitaba saberlo: – Oriana –
le llama la atención, a lo que la pelirroja gira suavemente su cabeza
hacia él. “Es ahora o nunca” pensó e
instantáneamente… la besó.
CONTINUARÁ….
¿Ya el primer beso de la historia? ¿Nacerá el amor? ¿Qué pasará a partir de
ahora? Por otro lado: Seung Hyun se dio cuenta de la relación entre su amiga y
la tal Oriana. Teniendo el número de Ingrid ¿Tendrán una cita? Si este capítulo
les gusto, el siguiente les va a EN-CAN-TAR. Se suman las aventuras a la
historia.
Como regalito y recompensa por la espera de este episodio, les presentamos a quien encarna a Kwon Eun Pyo: El rapero, compositor, productor y líder de Big Bang, Kwon Ji Yong (o Young) alias G-Dragon.